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Internet de las Cosas

Si las grandes empresas hubieran previsto el éxito de las redes sociales, ahora serían de pago y excluyentes entre sí, y por tanto no tendrían el nivel de implantación que tienen las actuales.

El problema vino cuando a alguien se le ocurrió hacer una estimación del mercado futuro del Internet de las Cosas (IoT). Aparecieron PowerPoints como churros en todos los consejos de administración de las grandes corporaciones, con unas previsiones de mercado billonarias. La estrategia estaba clara, hay que conseguir la mayor cuota esclava del mercado. Y como resultado de estas estrategias, son las informaciones que circulan sobre la solución IoT ofrecida por cada empresa que promete ser la definitiva. Obviamente, no es así, y las previsiones se han incumplido año tras año. No parece que tenga lógica que la solución IoT impuesta provenga de un fabricante de software, una empresa de telecomunicaciones u otra de automoción.

Sin duda, es una tendencia tecnológica en alza y con gran proyección, pero creo que es conveniente explicar bien en qué consiste y que aportará, para tener claras las expectativas y elegir la solución adecuada en el momento oportuno.

Simplificando IoT

IoT
IoT

Que las cosas (aunque mejor sería llamarlos dispositivos) estén conectadas, o tengan algún grado de inteligencia no es nuevo. Se empezó por pequeños dispositivos que automatizaban una tarea, evolucionó a sistemas centralizados que permitían gestionar distintos elementos desde una unidad central, para pasar a sistemas descentralizados en los que cada dispositivo disponía de su propio control y capacidad de comunicación.

Cuando se quisieron comunicar los sistemas entre sí surgieron las pasarelas, y más adelante los servidores en Internet para la gestión de cada uno de estos sistemas. Pero que las cosas hagan algo por sí mismas y se comuniquen ya se hacía desde hace tiempo. La clave es cómo IoT propone ahora hacerlo.

En primer lugar, la idea es que las cosas conectadas tengan capacidad de conexión a internet, y si es directa mejor. Segundo, que sean capaces de recopilar información y transmitirla a otros dispositivos, y no necesariamente procesarla por sí mismos. Tercero, que la información recopilada pueda ser guardada y analizada para la mejora de las tareas del propio dispositivo o para ser utilizada para otros.

Despegue de IoT

Internet de las cosas es básicamente Internet. En Internet no hay un propietario, hay favoritos, pero no hay jefe. Hay tecnologías más implantadas que otras, pero libre elección. Existen estándares sobre lo que se estructura el resto. Bien es cierto que estos estándares tienen distintos niveles de implementación, por ejemplo, HTML5, el “lenguaje de programación” de las páginas por las que navegamos, no está totalmente implementado en los principales navegadores. Aun así, lo importante es que el estándar existe, que todas las páginas lo usan de alguna manera, y que no pagamos licencia por ello.

Bueno, esto no es rigurosamente cierto, pero sí una buena aproximación para entender por qué el Internet de las Cosas precisa de una estandarización para terminar de despegar. Esta estandarización no vendrá impuesta por una gran compañía, el estándar será de facto, algo masivamente adoptado por los desarrolladores.

Cuando haya un estándar claro habrá una legión aún mayor de desarrolladores que se lanzarán a crear cosas conectadas. El estándar te libera de decisiones que ahora hay que plantearse y te permite centrarte en tu producto. Por ejemplo, un fabricante de camas sabrá de camas, y hacer una cama conectada le supone evolucionar tecnológicamente. Pero si además de hacer la cama conectada debe desarrollar protocolos, servidores, aplicaciones, etc. el esfuerzo será mucho mayor, el producto más caro, y la posibilidad de errar una decisión mucho mayor.

¿Acaso le preguntamos al que lava los coches sobre una avería del motor? Algo de coches sabrá, pero lo normal es ir a un taller. Lo mismo ocurre con IoT, las grandes expectativas de negocio generadas hacen que algunas empresas ofrezcan soluciones integrales, pero sin duda la mejor opción es conseguir que cada especialista haga su trabajo con independencia de los intereses de otro. Claro que para esto, se precisa un estándar.

Conclusiones sobre estado actual de IoT

Desde mi punto de vista, IoT es una tendencia tecnológica imparable. Las ventajas son incuestionables e incluso aparecerán nuevas. Los principales inconvenientes como la seguridad, privacidad y miedo a la “deshumanización” deben ser resueltos de forma incuestionable, por encima de empresas y gobiernos.

Mi recomendación es implementar sólo aquellas soluciones cuya rentabilidad se produzca a corto plazo. En sistemas con una amortización más larga hay un gran riesgo de tener que renovar el sistema antes de amortizar la inversión.

Firmas Invitadas, Tecnología e Innovación

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